El Trekking

Indiscutiblemente, el trekking está de moda. Hay botas de trekking, mochilas de trekking..., agencias de trekking... Pero, ¿qué es un trekking? Hoy día esta palabra se usa tanto y de forma tan indiscriminada que podríamos encontrar incluso un trekking en la oferta de una casa de turismo rural, cuando en realidad lo que se nos ofrece es una sencilla excursión a pie. Por ello suele suceder que la gente se sienta algo frustrada o confusa cuando se decide a contratar una oferta en una agencia y descubre lo que le espera.
Indudablemente, el trekking tiene mucho de experiencia personal, por ello podemos encontrar tantas definiciones como personas que lo han practicado. En esencia, podemos decir que un trekking es un viaje largo y a pie por una zona alejada de la civilización, por lo que es un aspecto fundamental llevar nuestro equipo a cuestas (aunque podemos llevarlo nosotros, por medio de porteadores o de animales). Es pues una practica que combina, naturaleza, deporte y turismo. También es una práctica dura: muchas horas al día caminando, al frío, al calor, descansando sobre el duro suelo y, sin poder disfrutar de una reconfortante ducha al final de la jornada. ¿Por qué entonces, si existen muchas alternativas infinitamente más cómodas de disfrutar de la naturaleza, el deporte y el turismo, cada vez existen más practicantes de trekking? Probablemente porque para alguien que vive todo el año instalado en la rutina de la ciudad, esta práctica encierra una auténtica aventura.
Hace años, los trekkings estaban reservados para unos cuantos privilegiados que contaban con la experiencia suficiente para organizar y enfrentarse a esta aventura. Pero las agencias actuales permiten que cualquiera pueda hacer uno de estos viajes en sus vacaciones. Esto provoca que lleguen a esos destinos remotos personas sin experiencia que tratan de llevar occidente allí a donde van en lugar de empaparse de la cultura y las gentes del lugar. Aunque no lo parezca, cuando no regateamos una compra, o pagamos tres veces más de lo que nos piden persuadidos por lo barato que nos parece, estamos fomentando el aumento de los precios. Estas y otras actitudes que nos pueden parecer sin importancia se están volviendo demasiado comunes a causa del aumento de turistas des informados y perjudican mucho a las poblaciones locales.
Cuando decidimos hacer un trekking tenemos dos opciones: montárnoslo por nuestra cuenta o contratarlo con una agencia. Ambas opciones tienen sus ventajas e inconvenientes, sus seguidores y detractores. Sin duda prepararlo nosotros mismos es la forma más excitante, en cuyo caso la aventura comenzará muchos meses antes de iniciar el viaje, con los preparativos. También suele ser más económico. Un grupo de 3 o 4 amigos con experiencia en montaña y viajes es lo ideal. Contratarlo en una agencia es, probablemente, la mejor opción para los que no tienen experiencia o tiempo para realizar los preparativos. También es posible contratar en la agencia sólo parte de los servicios.
A la hora de recabar información sobre el país de destino, es muy útil que al menos uno de los miembros del equipo sepa inglés. Internet y las guías especializadas son una buena fuente, también las embajadas. Deberemos informarnos sobre la climatología, dificultades orográficas del recorrido, poblaciones, zonas de aprovisionamiento, hoteles y, muy importante si queremos sacar el máximo rendimiento humano y personal de nuestro viaje, hay que conocer los aspectos culturales e históricos del país de destino. Es útil visitar las webs de las empresas que organizan Trekkings, pues algunas incluyen en sus páginas información sobre los países, requisitos legales, visados, vacunas, etc.
Algunos consejos
El viaje casi siempre se hará en avión. Para evitar sorpresas desagradables, sobre todo en los meses de verano, debemos contratar el billete de vuelta al mismo tiempo que el de salida y confirmarlo unos días antes de regresar.
En algunos países necesitaremos un visado, que podremos obtener en el aeropuerto o en las embajadas de esos países. También podemos necesitar vacunarnos contra ciertas enfermedades.
Un seguro de viaje siempre es buena idea. Debe contener al menos pérdida de equipaje, enfermedad, accidente, muerte, rescate y repatriación. Mucho ojo con la letra pequeña.
Respecto al equipaje, el límite de las compañías aéreas es 20 kg., a partir de los cuales hay que pagar entre 30 y 40 Euros aprox. por cada kilo de más. Podemos llevar otra pequeña mochila como equipaje de mano, que nunca deberá llevar objetos punzantes o que puedan resultar sospechosos.
A la hora de pagar, las tarjetas son, con mucha frecuencia, inútiles fuera de los países ocidentales, en estos casos la moneda que debemos llevar es el dólar, que podemos cambiar en el mercado oficial (siempre es aconsejable tener algún resguardo, pues nos los pueden exigir) o en el mercado negro. Al llegar al país de destino, debemos pasar por nuestro consulado para registrarnos y dejar el billete de regreso.

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